Sentado en
mi sillón,
en medio del
alcornocal aniquilado por el fuego,
aspiro el
olor a muerte
y escucho el
silencio de la devastación.
Al otro lado
del cortafuegos
se abre la
ciudad de Tokio,
con su
incesante y estridente ruido
y las luces
de neón que nunca se apagan.
Solo un paso
separa la muerte de la vida.
También hay cortafuegos que los cruzas y te descubren un paisaje nunca imaginado, un mundo mejor
ResponderEliminarCompartimos tu tristeza, al contemplar el alcornocal de Lújar,aniqulados por el fuego, recientemente, y sentir el silencio de la muerte medio-ambiental.
ResponderEliminarEfectivamente, sólo un paso separa la muerte de la vida. Una llamada de concienciación social.